Esta noche dejé caer mis dedos en
el papel, como una hoja sin viento, vino a mi mente un pensamiento, de esos que
cruzan la frente, sin marca ni tiempo,
pero éste, en cambio, permaneció y vino
acompañado de una evocación a la belleza de la vida y el poder creador del
hombre. Dedico estos versos a la “Chacona” de la Partita para solo de Violín N°
2 de J.S. Bach, obra infinita que nos legó Dios a través de las manos de un
genio, solo es posible describirla con poesía, no hay otra forma; he aquí, una
aproximación personal, de las tantas que me inspira:
Cuándo el Creador permitió que te adueñaras de su fuego?
Cómo posó sus ojos en un mortal y dejarle ver tras su puerta?
Qué viste con tus ojos de carne macilenta, qué hay más allá?
Más arriba de la bóveda de los cielos?
Más allá de galaxias innumerables y terribles estrellas?
Más allá de mundos fríos y oscuros, habitados por espectros
antiguos?
Viste el tiempo y su curva de muerte silenciosa?
O a la existencia tronar millones de veces sobre sí misma?
El límite del espacio, se te concedió verlo?
El contenido de los pozos que no tienen fin
Y las respuestas que para los demás están veladas?
Pudiste acaso entender el origen del universo y su gloria?
Dinos, qué te revelaron los emisarios del absoluto?.
Pero hoy, ya no estás para poder preguntarte
Porque, al igual que aquel, no se te permitió ver la zarza
Cara a cara no viste la Eternidad, solo la escuchaste.
Los invito a disfrutar esta joya del arte.
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